Pedro Morales Paiva.
Psicoanalista CONSULTOR DE EL COMERCIO
“No solo los futbolistas, cualquier persona que salta a la fama se ve de pronto envuelta en una dimensión rayana en la omnipotencia, todos te conocen, te elogian, sientes que eres lo máximo. El dinero empieza a llegar a tus manos en abundancia, como si lloviera del cielo, todo lo que antes parecía inalcanzable de pronto es ahora accesible, el superauto de tus sueños, todos te invitan y tienes para armar tu propia juerga. Las chicas más guapas se disputan tus favores [...]. Sin darte cuenta, en algún momento vas quedando a distancia de la tierra, en el olimpo de las más locas fantasías.
La noción de límites se borra, la única realidad es este placentero sueño del que no quieres despertar. Un tan tan de ayayeros que escriben sobre tus hazañas, exaltando al nuevo héroe, se encarga de sostener la embriaguez mientras se van apoderando de ti. No te das cuenta de cómo te vas convirtiendo en una marioneta generadora de noticias. Estás allí, te miras en los tabloides y crees que eso basta, te empieza a sostener el ego, mientras te olvidas del esfuerzo que supuso llegar hasta allí (...) Te olvidas de que alguna vez juraste que no caerías en eso, que serías un profesional a carta cabal, diferente a todos aquellos a los que habías visto trastabillar en momentos similares, cuando se siente que estás en la llegada, sin darte cuenta de que es apenas la partida, el comienzo.
Despierta, hijo. La fama es un peligroso compañero si no se está preparado, la vanidad llena carencias pero no estructura fortalezas. Es tiempo de reaccionar, elige bien a tus compañías, empezando por un buen asesor psicológico o simplemente alguna persona madura que respetes, a quien sepas escuchar. Aléjate del canto de sirenas, porque algunos solo esperan que termines estrellado en los peñascos de su mediocridad”.
FUENTE: DIARIO “EL COMERCIO”